Enrique López González: ¿Quo vadis universidad?
Enrique López González, Catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de
la Universidad de León
¿QUO VADIS UNIVERSIDAD? (I)
Reseteen sus cerebros
Sócrates era albañil. Si resucitase, no necesitaría más de una mañana para
ponerse al día y levantar casas en el sector del ladrillo. En la sociedad del
conocimiento no es tan fácil, las cosas mudan de forma abrupta y con rangos de
aceleración nunca vistos. Einstein sentenció que, «en caso de crisis, sólo la
imaginación es más importante que el conocimiento». Y deduzcan ustedes que se
refería al conocimiento que utiliza la imaginación como cabeza tractora.
Aquí y ahora, los conocimientos se acreditan con métodos administrativos, con
un documento, un salvoconducto o título. ¿Se debieran acreditar, sin embargo, a
capón, sin tanta intermediación, poniendo conocimiento encima de la mesa de
trabajo? Parece una pregunta ociosa o inocua. Los partidarios y seguidores de la
segunda opción, sin embargo, crecen exponencialmente. ¿Cómo la respondemos los
españoles? Hay que lograr, decimos, que los salvoconductos expedidos por la
Administración, por nuestras instituciones, coincidan con conocimiento y
experiencia real. Es una respuesta conciliadora y templada. Y parece, desde
luego, el pivote ideal sobre el que puede girar la reforma universitaria de
España. En un mismo lance, salvamos la institución universitaria, su prestigio,
muy desmejorado, y proclamamos nuestra adhesión al conocimiento. Sencillo. ¿Es
lo que necesitamos? ¡Quía! Las palabras no rectifican la realidad ni reemplazan
a los hechos ciertos. ¿Qué son el MIT, Stanford, Harvard, Oxford u otras
universidades de la ‘Liga de la Hiedra’ (Ivy Leage), instituciones o marcas?
¿Son ‘Campus Universitarios’? Claro que lo son, aunque la idea de ‘Campus’
adjetiva más que sustantiva su actividad, y es algo que puede importarle a un
español, a ciertos europeos y a nadie más y que, a todas luces, resulta obvio,
es pregunta, retórica y contemplativa.
Entre los activos que son apreciables, que nutren y engrandecen el buen
nombre de los integrantes de la Liga de la Hiedra, son escasos, créanme, los que
tienen que ver con sus ‘Campus’, cada vez más irrelevantes frente a la
aportación de sus Hubs de talento proactivo. Los activos de mayor peso son sus
empresas, laboratorios/empresa, institutos/empresa, talleres/empresa, patentes,
derechos, opciones, etc. Estas instituciones son expertas en líneas
transversales y oblicuas, expertas en la menor distancia, en el recorrido más
corto, entre el talento y sus start-ups y spin-offs. ¿La recluta de talento para
sus laboratorios, institutos, talleres o hackerspaces procede de sus propios
‘Campus’? Quizá sí hace una o dos décadas. Ahora, procede de las líneas
transversales, de las innumerables pasarelas, que no descansan en crear (hacer
cosas), entre el talento y el objetivo, saltándose el ‘Campus’.